9 feb 2012

El Mercapaloma

Articulo publicado en Andaluciainformación el 25/03

Enhorabuena a la Unión de Comerciantes de Cádiz por habernos traído a los gaditanos un trocito de la Casa de la Pradera. Ya era hora de que alguien se acordase de la familia Ingells. Sólo faltó que una niña hubiese tropezado con un macetero de la calle ancha y se hubiera empotrao en el buzón de carta de la casa de Pemán, para que el forillo rozara la perfección con el de la famosa serie televisiva. Pero no todo puede salir perfecto.

Desde el primer día Mercapaloma registró una gran afluencia de público, con lo que se demuestra que el gaditano sabe comer sin que haya un coro cantando y lo más sorprendente, ¡pagando, picha! San Antonio tenía más carne que el cuello de Falete. ¡Cualquiera con colesterol pasaba por allí! Mientras Sevilla olía a incienso, en Cádiz el olor era a chorizo criollo. Si en Híspalis besaban los pies a los santos, aquí chupábamos los picos de la panadería La Torre. Somos distintos.

Es tanta la gastronomía ofrecida en dicho mercadillo, que las palomas ya no se posan en el campanario de la iglesia de San Antonio, desde el lunes están dejadas caer en la cornisa de la farmacia, buscando como locas que algún cliente le tire un granito de bicarbonato. Pasan de gusanitos, maíz, etc... picotearon sobras de filetes y tienen ardores. eso le puede pasar a cualquiera. El túnel del tiempo en pocos metros, tú salías de comprar un pen drive en la tienda de informática de la calle Ancha y a poca distancia te tropezabas con conejos, burros, pollos y ocas, (por cierto, animal poco propicio para hacerle un jersey de cuello alto), sale más barato comprarle un traje a Camps.

 La guinda al pastel hubiese sido que el Seisdedos, ataviado con traje de la época y montado en una diligencia grúa, hubiera barrido la carga y descarga que estaba repleta de ponis. Pero otro año, Joaquín. A ver quién dice que en Cádiz no tenemos plaza Multiusos. ¿Más usos que San Antonio? Pista de patinaje, la carpa de la Caixa, to los pregones del mundo, conciertos, mercadillo, etc... Sólo falta que el Ayuntamiento se la alquile a siete costureras y celebren allí el primer certamen de punto y croché. Me voy ya. Adiós.

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