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Señor alcalde: usted está acabando con todo lo que Teófila hizo en el
corto plazo de tiempo que estuvo como alcaldesa de Cadiz, sólo veinte años. A
ver si se va enterando de lo exigente que es el gaditano, siempre involucrado
en defender la política social y laboral de esta ciudad, a la lucha sea contra
quien sea, por tal de dejar intacta la
dignidad de los más necesitados. No nos conformamos con poco, cada día queremos
más y exprimimos a los mandatarios sean del partido que sean, porque Cádiz no
se casa con nadie, como mucho se toma de dicho.
Señor González: tiene que conseguir proyectos para nuestra ciudad como
siempre hizo Teófila. Ella con fulás al cuello y gaviota en mano, se
presentaba en Madrid y cuando gobernaba su compatriota Aznar le cantaba las
cuarenta, para conseguir más carga de trabajo en nuestros astilleros. No paraba
hasta que no lo conseguía.
Usted debe de recordar que estando ella en la Alcaldía había caravanas de
petroleros en la Bahía para entrar en astilleros. En esos tiempos, a los niños
que se bañaban en La Caleta, las madres le tenían que advertir: “niño no irse
más pa allá de agua por el pecho, que te va meter un carguero en el
ojo”. “Carlito antes de cruzar nadando mira pa los laos no vaya a
cogerte un destructor picha”. ¿No lo recuerda, señor González, el transito que
había?
Que los afiliados a ese partido de Podemos sepan que Teofila habló con quien
tuviera que hablar para abrir y darle vida al edificio del Olivillo, por cierto
ese edificio es como el último hijo de la Presley nadie tiene cohones saber
de quién es. Creo que de la UCA y no de la Coide. Se partió el alma para hablar
y presentarse en Sevilla para decirle a Griñán que tenía que abrir la Escuela
Náutica de Cádiz, ahí está abierta, para que las palomas de buche hagan nidos.
Eso es trabajar por una ciudad y no usted señor González.
Teófila se gastó de su bolsillo !ojo! de su sueldo, diez docenas de
macetones para que en cada esquina de Cádiz oliera a apio. Esperó cobrar la
paga de julio para invertir dinero en paneles y vallas publicitarias del
Ayuntamiento. Tal fue así, que Fermín Cacho estuvo a punto de pedir como ciudad
de entrenamiento Cádiz, por la de vallas que había que saltar.
Partió la hucha de su nieto para tener a su lado a los medios de
comunicación a base de publicidad. Hizo un escote con sus concejales y reunió
dinero para adquirir (para no repetir mucho comprar), doscientos azulejos, que
fueron destinados a homenajes de comparsistas y artista del flamenco, porque
ella amaba el Carnaval y todas las fiestas gaditanas. No como usted que no ha
pisado el Falla ni para ver Tiburón 1.
Aprenda de ella que fue la única alcaldesa de España que dejó viudo a
Renfe, enterrando el tren. De la noche al día, construyó el Pabellón del Casco
Antiguo, obra que duró alrededor de diez años. Eso sí, no me dirá usted que no
cuajó el hormigón. Jugó a la escoba como nadie: hacía una obra y se apuntaba
diez. Abrió calles tres veces en el mismo año: la calle nueva era la Yola
Berrocal se abría sola, un mes para meter el cable de Ono, otro mes para
cambiar el acerado y otro para las tomas de agua.
Señor González pero todo no van a ser críticas a su labor, menos mal que la
Cabalgata del Carnaval le salió bien si no yo como gaditano luchador me muero.
He dicho.