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El Libi regresa esta semana de la mano de Ramón Gómez Gallardo. Aunque por ese nombre es posible que no le reconozca mucha gente, si decimos el Millonario todos sabrán de quién hablamos. Desde su pequeño rincón en la calle Barrié, el Millonario ha visto pasar a varias generaciones por su tienda.
Pollos de goma, bombitas de peste, papelillos y disfraces forman el batiburrillo de este típico y emblemático comercio gaditano. Han pasado 35 años desde que abriera sus puertas y sigue al pie del cañón. “Mi padre montó una tienda de frutos secos, y en carnavales pues nos dedicábamos a traer cosas de Carnaval, así que somos pioneros en eso”, asegura Ramón.
Aunque a simple vista la tienda parece abarrotada de un sinfín de artilugios al azar, el Millonario lo tiene todo bajo control. “Yo lo tengo organizado, porque siempre pongo las cosas en el mismo sitio, entonces estoy acostumbrado y con los ojos cerrados te cojo yo las cosas aquí”.
Sobreviviendo a los tiempos que corren, a Ramón le faltan seis años aún para poder jubilarse y aguantará en su tiendecita hasta que eso ocurra. Porque sin duda la calle Barrié sin El Millonario no es Barrié.
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