6 abr 2012

DEL ULTRAMARINOS AL ALMACENITO

Que se hecha en falta al almacenero antiguo, su babi olía a postguerra… Recuerdo haber visto cortar el hueso de jamón a serrucho, como si estuviese cortando una mesa de noche pero con pringue. Los nombres de los mandaos eran curiosos; lejía los tres 7, Betis (detergente), jabón Lagarto, Megatón, Patatíbiris, etc....
El chicuco tenía un sindrome de Marichalar, no por tonto, ni mucho menos, sino por tener las punteras de las babuchas abiertas, de chocarse las punteras con el bajo del mostrador. Hubiesen sido, sin lugar a dudas, grandes centrales para cualquier equipo de fútbol. Si Van Gal inventó la libreta en los banquillos de futbol, los almaceneros inventaron el papel estraza cortao a la vista, ( osea con muchos trasquilones) y sujetados por un alfiler de tender, color “maera destemplá”. Luego ,él ponía lo que quería, te podía salir un puchero por 50 pesetas como no te andáras con cuidado.
Se realizaban en estos almacenes grandes tertulias, de todo tipo; Futbol, Carnaval, Política y sobre todo humor. Pero humor con mayúsculas. “ AGE”, no “ grasia”, eso de “grasia” es para los que no tienen ni idea de reirse y tienen aun los empastes sin rodear de no abrirlos. La “grasia” es para otra ciudad no muy lejana. Aquí, en Cadiz, de toda la vida de Dios es “AGE”. El “AGE” que tenían la gente que ha diario compraban en estos ultramarinos o almacenes. A falta de” comía” bueno era un potaje de Age de la de Beni, del Cojo Peroche, o de cualquier “viejesito colapsao” por la bronca de la casera de su casa…

Y ahora, si me permitís; y si no, también; vamos a recordar aquellos ultramarinos, aquellos almacenitos con algunas cosillas que encontré por internet…

EDITADO EN LA VOZ DIGITAL EL 08.05.11
Llegaron a existir en Cádiz más de 800 tiendas de ultramarinos, negocios estos casi todos en su mayoría regentados por esa colonia montañesa que llegó a nuestra ciudad desde el siglo diecinueve hasta muy avanzado el veinte.
La verdad es que estos cántabros se especializaron en estos negocios y de hecho se les dio muy bien, prueba de ellos es que muchas de estas tiendas se hicieron de muy buena fortuna.
El gran inconveniente de este tipo de negocios ha sido siempre la gran cantidad de horas que les tienen que dedicar, no conociendo prácticamente domingos o festivos.
Hubo épocas difíciles en las que se llegó a tener escasez de muchos artículos, la mala calidad de ellos y para colmo aquellas célebres cartillas de racionamiento, aunque a muchos les sirvió para enriquecerse, aunque otros muchos fueron honrados y se conformaron con lo que marcaba la ley.
Ya más tarde empezaron a llegar las cadenas y cooperativas de alimentación. Recuerdo la Spar, Vegé y la cooperativa Coide, y ello conllevó a poder luchar en un principio con las grandes superficies que fueron llegando a todos los sitios hasta que quedaron nada más que las que aguantaron en los barrios y que se les empezó a llamar el 'almacenito'. Sin embargo, otros hicieron unas reformas extraordinarias procurando tener artículos de primera calidad para poder competir con los grandes almacenes.
Recordemos aquí algunas tiendas que abrieron sus puertas por el año 1890 y que aún perduran. En la calle Desamparados número nueve existe el ultramarinos conocido por Casa Dora. Abrió sus puertas en el año 1896. Su primer dueño fue Hipólito García que era montañés. En el año 1936 pasó a manos por subarriendo a Enrique Díaz Amezqueta y a su fallecimiento a su esposa Adoración Arozamena, de ahí el nombre de Casa Dora.
Esta señora ya lo adquirió en propiedad. En el año 1989 fue comprado por Miguel Barrero, hoy ya jubilado, pero aún sigue abierto con un nuevo arrendamiento del negocio.
También por el año 1896 se abrió al público el ultramarinos San Inés en la calle homónima. Este negocio fue adquirido por Gerardo Gómez López, montañés de Villacivil de Toranzo en el Valle de Pas de Cantabria. Este señor fue uno de los fundadores de la cooperativa de alimentación llamada Coide. en el año 1971 pasó a su hijo José María Gómez del Castillo y hoy la tienda se conoce como el Rincón de José María. Allí se sigue trabajando el ultramarinos en la trastienda como siempre ha sido en casi todos estos negocios se sigue manteniendo la tertulia de la copita y tapita siempre de buenas chacinas y quesos. José Mari conserva allí un verdadero museo de todo lo relativo a cosas antiguas.

En la calle José del Toro existe 'El Bulevar'. Esta casa fue abierta allá por el año 1929 por Laureano González García, persona muy estimada por todos sus clientes del contorno por su formalidad y seriedad a lo largo de los más de cincuenta años que estuvo allí hasta hacerse cargo su hijo Bonifacio González Romero.
En el año 1999 se le vendió a Miguel Pérez efectuándole una renovación total convirtiéndolo en una moderna mantequería con su antiguo nombre de 'El Bulevar'.
Lo que no cabe duda es que el almacenito perdurará toda la vida ya que por aquello del 'desavío' estará siempre en nuestro barrio a disposición de los vecinos, aunque paguemos un poco más.

Se denomina tienda de ultramarino a un establecimiento comercial, que venden productos de alimentos. Hoy en día los establecimientos han cambiado, y encontramos muchos supermercados que han ido multiplicándose a lo largo de los años.

En la plaza de las Nives permanece este almacén abierto desde 1891. Detrás del mostrador y en primer término aparece el fundador del negocio, Gabino Hidalgo Concha, natural del Valle de Cabuérniga, sus hijos, Ceferina, Indalecio y Manuel Hidalgo Viaña y los dependientes. A la izquierda posan los habituales clientes. Hoy el ultramarinos Las Nieves está regentado por el bisnieto del fumador. Antiguamente esto, no existía y había pequeñas tiendas donde compraban muchos productos de alimentos. Estas tiendas de alimentación era conocida por el nombre de`` ultramarinos’’ En Cádiz quedo registrada más de setecientos almacenes de ultramarinos. Más del 90% de estos negocios estuvieron atendidos por encargados y dependientes procedente de Cantabria y Galicia. Llegaban por lo puesto, normalmente para trabajar y aprender el oficio en la tienda de un familiar o vecino del pueblo.

                                                            En un ultramarino de solera
De grato recuerdo y oriundo de Bostonizo en Santander, Gerardo Gómez aparece detrás del peso en la barra de su almacén de coloniales y ultramarinos finos, 'Santa Inés', que felizmente sigue hoy abierto al público con su hijo José Mari al frente. A su lado los dos dependientes –Desiderio y Domingo Marcos– con sus babis, ya que la pulcritud sigue siendo la marca de la casa. La foto nos la remite su otro hijo, Gerardo Gómez Castillo.

Un acuerdo entre su padre y el encargado, el padre enviaba al niño y se comprometía tanto alojamiento y mantenerlo para aprender el oficio. Así la familia se desprendía uno de los hijos y así tenía una boca menos que alimentar, de este modo el pequeño dejaba Cantabria para dejar fortuna en Cádiz. Estos niños se le llamaban chicucos. Los niños tenían de 13- 15 años, llegaban a Cádiz para hacer recados.

Espléndida foto de una tienda de ultramarinos finos y coloniales del archivo de la casa Díaz Revilla.

La dependencia que vemos en la foto, la forman: -chicuco, dependiente, encargado y el dueño con su vástago- forman al pie del cañón detrás del mostrador, bajo para que las marchantas puedan subir la bolsa. En la jamonera que pende del techo no cuelgan perniles, son babuchas, que estaban "de realización".
Y no tardaron en ascender desde recadista a dependiente, y más tarde de encargado, y finalmente a dueño de negocio hasta la jubilación. Así funcionaba la cadena aunque no todos llegaron a ser dueños de las tiendas, pero si elevado porcentaje lo intentaron y de este modo se produjo la llegada de más de mil personas, hasta la llegada de los años 50 y 60.

CURIOSA PROPAGANDA

El historiador Jesús Núñez nos remite esta curiosa propaganda de 1935 en la que se utilizaba a los carabineros como reclamo. Los escasos sueldos de los agentes garantizaban los bajos precios del ultramarinos.
Estos establecimientos conservan sus características : la estantería de madera, sus barra para embutido y sus cajones para la legumbre, así como las típicas trastienda, que muchos de ellos, utilizaron para el despacho para el consumo de vino, en un espacio separado con el fin de preservar de las miradas mujeres. Hoy en día su número es muy reducido pero afortunadamente algunos quedan representan algunos testimonios de lo que fue aquel modelo comercial y de lo que fue el papel que la familia procedente e de Cantabria, y en particular los populares chicucos.

Un montañés muy paciente:

José Ruiz Cózar conserva en su ultramarinos "El Cañón" esta publicidad de los años veinte del siglo pasado. El montañés espera con paciencia que el chaval se decida ante el rico repertorio de golosinas.

Además estas tiendas en época de penurias económicas como la posguerra fiaban a los clientes y se llevaban lo necesario cada mañana y al final de mes lo pagaban. No se quedaba ninguna casa sin comer. Por eso, los Gaditanos aprecian tanto a los Montañeses. Sus comercios han ido cerrando y apenas quedan un pequeño puñados de ellos. Espero que os haya gustado.

FUENTES:
He procurado poner todas las fuentes de donde he sacado el “post. Si te reconoces como autor/a de algún texto y/o imagen, no dudes en comunicármelo para hacerlo constar.

LaVozDigital.es
Blog Proyecto Integrado 2 Argantonio ; Autores: Celia Guzmán y Palma Gilabert

WEB: Memoria de Cadiz


2 comentarios:

  1. ...mi Padre RAMON, fue (chicuco) ...bueno eh eh CHICUCO!!!, porque eso va con la persona toda la vida.
    El estaba en La Viña, en misma calle La Palma, justamente donde hay ahora un edificio y debajo un gimnasio, el establecimiento se llamaba LA PIPA, constaba de un !almacén¡ donde él trabajaba, que daba a la Palma y un bar-cafetería que hacia esquina (C/ La Palma con C/ Cristo Misericordia). Aunque su historia comenzó bastante joven cuando llego a Cádiz a los 14 años con su hermano Benito, al establecimiento de su tío Eugenio, en el Mentidero, gran empresario para su época, pero poco familiar para su familia, una anécdota “prefirió darle dinero al del bar el Lucero ...sisi... el del frente del muelle para que lo comprase y no dárselo a sus sobrinos, según mi padre lo exploto hasta que se (jartaron) de el y emprendieron su propia vida familiar.
    Finalmente se fue de La Viña y abrió el bar MIS AMIGOS en la Segunda Aguada en honor a tanto amigos que tenia en la Viña, que posteriormente vendió y se retiro. Su hermano benito regentaba primero el bar de la ONCE y después el bar EL DOCE detrás de la Comisaría en la Avenida.
    Bueno pichita historias, historias....

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  2. Todos los dias un plátano... por lo menos16 de abril de 2012, 11:31

    Bueno el articulo... si señor, el "Almarsén" de toda la vida. Y yo que soy de Puerta Tierra quiero recordar aun par de establecimientos de estas caracteristicas que marcaron mi niñez y que hoy continuan funcionando, me refiero al almacen de Eusebio y " el que faltaba" ambos en la calle García de Sola...aquellos papelones de manteca colorá, las medias lunas de coco.. que ricas estaban, los caramelos sugus, los chicles bazooka y el chicle cosmos que era de regaliz y te dejaba toda la boca negra., grandes detergentes como el "Tutú" o el jabón "Flota".. ah y no me puedo olvidar de aquellos envases unidosis romboidales de champú "Sunsilk", la mantequilla "Natacha",las galletas "Himalaya" etc, etc, etc

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